sábado, 13 de febrero de 2010

PRIMERA


Tal vez, en tu cabecita, no entiendas mis estados de ánimo.
Sé que te afectan.
Pero tenes que saber una cosa: te amo con cada partícula de mi ser, porque sos parte de mi carne, de mi sangre y se que tenes algo de mi alma.
Ahora, sentada, mirando caer la lluvia, desvelada, pensando en vos, siento que somos muy parecidas... esos ojitos picaros, soñadores, sonrisa grande (quisiera saber que esconde) y carácter fuerte.
Te miro y me veo a mi misma, con cuatro años, y una vida prometedora (la mía quedo en promesa), llena de logros y sueños por cumplir.
Te miro y veo esa necesidad de ser amada, acariciada, escuchada, consolada, abrazada, besada.

Llueve
Llueve en tu corazón de niña
Llueve en mi corazón de mujer, que quedo gastado de tanto amar.
Llueve y es de madrugada.

No puedo conciliar el sueño porque pienso una y otra vez en vos.
En mi hermosa creación.
En como hacerte feliz, sin que esa felicidad sea un espejismo.
Vos, que me hiciste la mujer mas feliz del mundo, que creciste en mis entrañas, que revolucionaste mi cuerpo... vos, tenes la mirada triste, necesitada.
Sos tan parecida a mi.

Afuera ya paro de llover... en nuestro corazón todavía no.




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